Articulo de Baltasar Lopez en ABC
Un cuadro de enormes dimensiones que inmortaliza un lugar de una gigantesca historia. Esa podría ser una síntesis de «En las Ermitas de Córdoba», pintura de finales del siglo XIX del autor local José Serrano Pérez.
Este lienzo se entrelaza de nuevo con el desierto de Nuestra Señora de Belén, que acogió desde 1703 -aunque la presencia de ermitaños en la Sierra venía de mucho antes- y hasta mediados del siglo XX a los anacoretas -tras su desaparición, los frailes carmelitas descalzos se hicieron cargo del enclave-. Ello se debe a que la Asociación de Amigos de las Ermitas presentará hoy en su asamblea general de socios, que se celebrará en el antiguo molino de los ermitaños, la citada obra que adquirió recientemente.
Serrano Pérez realizó «En las Ermitas de Córdoba» en 1892, año en que la presentó a la Exposición Internacional de Bellas Artes de Madrid. Allí obtuvo una de las menciones honoríficas propuestas por el jurado.
El presidente de este colectivo, Juan Manuel Fernández, sostuvo ayer que ha sido «maravilloso» haber encontrado este cuadro. Su compra surgió «por una liquidación de obras en un casa palacio de la Axerquía y la propietaria del cuadro quiso que estuviera en las Ermitas, con lo que fue muy fácil ponernos de acuerdo con ella». El máximo responsable de esta asociación resaltó que el contenido de la pintura recoge «una imagen que recuperamos con la fiesta de las habas, que celebramos el domingo siguiente al de Resurrección, y que es la de los ermitaños dando de comer a los pobres».
Y es que, explicó, todos los días los ermitaños salían a la puerta del eremitorio con los guisos que preparaban con los productos de sus huertas (verduras, como las habas) para «dar de comer a los pobres». Otro elemento relevante de la obra son sus enormes dimensiones: mide casi cinco metros de ancho por dos y medio de alto.
En cuanto a la figura de José Serrano, la prensa local se hizo eco en marzo de 1913 de su fallecimiento, destacando su dedicación a las bellas artes. Así, junto a su faceta de pintor se reseñaba su amor por la música. En cuanto al primer campo, se recordaba que «concurrió con obras muy estimables a varias Exposiciones de Bellas Artes celebradas en Madrid, y en algunas de ellas obtuvo recompensas merecidas». Una de ellas precisamente fue «En las Ermitas de Córdoba». Se añadía que «se dedicó a la pintura escenográfica [la que se realiza para obras de teatro o representaciones de ópera]». Además, la prensa indicaba que «consagro gran parte de su vida a la enseñanza, pues fue profesor de dibujo natural de la suprimida Escuela Provincial de Bellas Artes y luego de la Escuela de Artes y Oficios».
El cuadro, que se ha sometido a un proceso de restauración «arduo e intenso», se exhibirá ahora en el molino de los ermitaños, que fue rehabilitado el año pasado por este colectivo, con la ayuda de la Diputación, y se ha convertido en su sede. La Asociación, desde su nacimiento hace 32 años, viene realizando un importante proceso de rescate del patrimonio del enclave: ya se han recuperado la iglesa y doce de las trece ermitas existentes.
Esta asociación, además, tiene como sus otros dos ejes de actividad potenciar el culto a Nuestra Señora de Belén, titular del conjunto eremítico y de su templo, y al Sagrado Corazón de Jesús -desde 1929 cuenta con una imponente estatua allí- y difundir el conocimiento de las Ermitas.
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