Desde el Circulo Fernándo III el Santo exigimos la devolución del crucifijo y todos los elementos que, con motivo de la restauración de la Ermita, fueron depositados en el Ayuntamiento a su lugar natural en la capilla de la Virgen de la Salud.
Articulo de ABC B. L. / M. P. A. / R. R
La alcaldesa, la socialista Isabel Ambrosio, ha retirado un crucifijo de marfil de la antesala de su despacho. La figura religiosa estaba situada en una vitrina desde hace lustros, tiene varios siglos de antigüedad y es propiedad del Ayuntamiento.
Según interlocutores consultados por ABC en Capitulares, fue a principios de esta semana cuando la regidora decidió quitar de la Alcaldía un crucifijo de marfil -del siglo XVII y que fue propiedad de la ermita de la Salud- que está catalogado dentro del Patrimonio del Ayuntamiento.
Eso sí, que nadie piense que la cruz estaba notablemente visible. Por el contrario, estaba en una vitrina en la entrada que da al despacho propiamente dicho de la regidora, junto a otras piezas de arte. De hecho, en imágenes de la Alcaldía de anteriores mandatos se puede apreciar junto a la cruz otro elemento cristiano: una mitra de San Eloy, también en el inventario de bienes histórico-artísticos del Consistorio. Cerca de ellos, además, hay un candelabro judío de siete brazos, la «menorah».
A los museos municipales
Su discreta ubicación, de acuerdo a las fuentes consultadas, no salvó al crucifijo de ser retirado, aunque, recordaron, llegó allí de la mano de Julio Anguita, en su época de alcalde de la ciudad. Tras la orden de Ambrosio de quitarlo, fue trasladado a alguno de los museos municipales.
El portavoz de los socialistas en el cogobierno, Emilio Aumente, aseguró ayer desconocer si se ya había retirado la cruz de marfil del despacho, pero sí confirmó que los símbolos de «cualquier tipo de religión se irán quitando poco a poco» de las dependencias de la primera edil. Para los socialistas, la Alcaldía «no es el lugar adecuado» para que haya un crucifijo o una «menorah». Aumente enmarcó esta decisión dentro de la «aconfesionalidad» del Estado y «de lo que establece la Constitución». «Se trata de cumplir eso en unas instalaciones públicas y no hay nada raro ni nada extraordinario al respecto», continuó Aumente.
Aseguró que las piezas que se vayan retirando de la antesala del despacho de la regidora se enviarán a los museos municipales, donde «pensamos que deben estar, porque, además de objetos religiosos, se trata de obras de arte».
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