Ni yo, ni ningún
taurino disfruta con el maltrato animal; esa es la demagogia que utilizáis los
abolicionistas. El mayor problema en ésta polémica es la falta de entendimiento.
La visión que los taurinos tenemos del espectáculo no es la que tenéis
vosotros; hay muchos matices que no podéis entender sin conocer del mundo que
odiáis. Por eso lo mejor es respetarse; a mí no me gusta el boxeo y por eso no
voy a verlo, pero tampoco lo critico. Estamos en democracia, así que el que aborrezca
los toros que no los vea y punto…, sin
tratar de imponer su criterio.
Además, yo no inicié
esta polémica. La iniciasteis los abolicionistas, no respetando a un torero
modesto como “Garbanzo”, cuando manifestó su ilusión de torear por penúltima vez
en su tierra, tachándolo de presuntuoso y de querer “sacar pecho” como torero. Me
dolió porque soy su biógrafo y conozco las vicisitudes de su vida. ¿Qué pecho
puede sacar este hombre operado tres veces de cáncer de pulmón?
Eugenio Raúl
Zaffaroni dice que el amor a los animales y a la naturaleza lleva al odio a los
humanos o al menos debilita el amor a los humanos. Muchas de vuestras
manifestaciones llevan a pensar eso.
Finalmente, os invito
a la reflexión que expresa este poema, titulado: “Balada del toro manso”. Tal
vez os aclare algo.
BALADA DEL TORO MANSO
Nací de una vaca mansa.
Soy carne del matadero.
Quién pudiera ser de raza
para morir en la plaza
con la gloria de un torero.
¿Porqué no tuve yo un padre
bravo como “Tabernero”?
Nací de una pobre madre,
de las llamadas de carne
que no fue ni al tentadero.
Sufro mi triste destino:
el de ser agua pasada
que ya no mueve molino.
Moriré como el cobarde,
del que nadie escribe nada.
Será una triste tarde;
a mi pobre ganadero
vendrá a regatearle
un terrible carnicero.
Reliquia para un museo
mi cabeza no será,
ni mis orejas trofeo,
ni mi nombre pasará
a la historia del toreo.
¡Vamos a
respetarnos!
Domingo Echevarría
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