jueves, 27 de noviembre de 2014

.... y se cargaron los contenedores y van camino de Bangassou...

Queridos amigos: Pues sí, los contenedores se cargaron el sábado pasado y van camino de Bangassou. Fue una jornada especial, como las son las de las cargas de los contenedores.
Desde el principio se notaba una calma tensa y expectante y todos los allí presentes, estábamos deseando de empezar la carga después de tres meses de incesantes preparativos.

A las 8 un buen chocolate con churros que como siempre se encargó de llevar nuestro Sergio. A continuación nuestro Páter Antonio, dijo una sencilla oración exaltándonos a que pensáramos que lo que estábamos haciendo redundaría en beneficio de mucha gente que, ni conocíamos ni íbamos a conocer nunca, pero que por eso nuestro trabajo tenía más merito. Bendijo los contenedores y a todos los allí presentes y dio comienzo un trabajo que solo acabó cuando se cerró el ultimo contenedor allá por las 16,15h. 














Se sumó un montón de gente, todos deseosos de colaborar de alguna manera. Los relevos eran incesante y el acarrear de palet y cajas era un ir y venir que no paraba. Mientras unas iban retractilando prendas de última hora, otros construían dos grandes cajones donde colocar los envíos más delicados, y otros iban despejando la nave de aquellas cajas y palet que ya estaban vacios. Fue una perfecta sinfonía, donde cada uno sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo, para así llevar a buen puerto, una vez más, 2 contenedores que no solo llevaban ayuda humanitaria a Bangassou, sino que también llevaban parte de nuestras ilusiones y nuestros corazones, pues si de algo estamos convencidos es de que Dios nos puso en este mundo para compartir los talentos que se nos han entregado.
Juanjo llegó a las 11 cuando ya estaba todo bien organizado y todo fueron parabienes y palabras de agradecimiento para todos los que, de una u otra forma, habían hecho posible aquel milagro de generosidad. No paraba de acarrear él personalmente cajas de cosas que veía por allí: “Estos para mis viejitos de la casa de la Esperanza”. “Esto para mis niños del orfanato o de las escuelas””Esto para la maternidad o para Sor Julieta que veréis la alegría que le vamos a dar” y así se pasó toda la mañana yendo y viendo, haciéndose fotos con unos y con otros y animando a los que dentro de los contenedores, sudaban la gota gorda intentando que no quedara ni un centímetro sin ocupar. Y lo consiguieron. Os aseguro que cuando se fueron los contenedores, no había un solo hueco en donde colocar un solo par de zapatos o una camisetas más.
Después vino la comida, los abrazos por el fin del trabajo, las enhorabuenas por todo lo que habíamos metido y un “hasta pronto que esto no puede parar con todo lo que nos queda por hacer”.
En fin uno, después de esto, piensa: “ Qué suerte poder dirigir una Fundación donde nadie es protagonista de nada y todos vamos al unísono caminando en la misma dirección” porque sabemos, como dijo Jesús, que todo lo que hagamos por los demás en la tierra, se nos recompensará con el ciento por uno en la vida eterna.
GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS a todos y a cada uno de vosotros, por el trabajo bien hecho, por vuestra responsabilidad compartida y por ser una retaguardia fiel e incombustible.

Miguel Aguirre.

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